Me
dan miedo los humanos… pero necesito sentir.
Sentir
un abrazo. Sentir que algo me envuelve, me resguarda, me protege. Como cuando
era niña y rodaba sin freno por aquella suave pendiente de hierba. Girar y
girar con la caricia de la tierra sobre mi cuerpo.
Me
dan miedo los humanos, pero necesito sentir.
Os
sonará raro. Pero nací así. Extraña. Diferente. Y sé lo que siento aunque ni yo
misma sea capaz de comprenderlo. No estoy loca, no soy tonta. Sólo quizá,
desafortunada por no ser como los demás. Como los demás. Y pagar por ello el
alto precio de pertenecer a una minoría.
Ya
no me importa. Viajo sola.
Terminé
la carrera de físicas para ser capaz de entender porque mis pies se sujetan
solos al suelo. Para entender por qué no puedo volar. Eso me intrigaba. Ahora
sé, que quizá, no tenga importancia saberlo.
Me
construí una máquina. Para eso sí me sirvieron los estudios. Una máquina de
abrazar. Me hace sentir bien. Me arropa y el miedo desaparece. Tampoco tengo
explicación para ello.
Y
vosotros, decidme, vosotros que vivís cómodos dentro de lo que sois porque sois
como la mayoría ¿entendéis todo lo que sentís?, ¿sabéis explicaros vuestras
sonrisas, vuestros miedos, vuestras dudas, vuestras lágrimas…?, ¿cuál es el
cuento que os contaron para no sentiros raros?
Me
dan miedo los humanos. Sus palabras llenas de razones me confunden pero es el
ruido de sus voces lo que me asusta. Me construí una máquina.
Mi
madre lee en el periódico que una chica transexual ha sido asesinada. Porque
sí. Porque también era de una minoría, como yo, y sentía sin sabérselo
explicar, y a los que se lo saben explicar todo les pareció mal.
Le
hubiera regalado mi máquina de abrazar. Pero es tarde.
Temple
Grandin, mujer, universitaria, autista. Se construyó una máquina de dar
abrazos. El resto ha sido invención mía.
Es
muy difícil vivir perteneciendo a una minoría. A cualquier minoría. Porque la
mayoría otorga una sensación de falso poder: Somos muchos y por lo tanto
tenemos razón. Somos muchos y por lo tanto tenemos fuerza. Los que no son como
nosotros quedan fuera.
Como
nosotros, pero… ¿quién dicta ese como nosotros?, ¿quién puede elegir dónde le
adscriben?, ¿quién puede escoger cómo siente?
A
veces, a mí también me dan miedo los humanos.
© Asun Blanco Cobelo
Twitter: @abcobelo
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