"Las inyecciones de toxina botulínica (bótox) en los músculos faciales suavizan las líneas de
expresión y hacen que el aspecto de la piel parezca la consecuencia de una
parálisis.
Es evidente que este efecto produce una gran dificultad para
expresar las emociones en el rostro inyectado.
Los analistas, de hecho, nos
fijamos en las arrugas de la cara para asociar acciones musculares
desencadenantes, y así, las emociones. En estos casos nos es casi imposible
dictaminar lo que siente la persona con certeza (...)"
"(...) una reciente investigación por parte
de los científicos de SISSA pone de manifiesto (...) [que] también socava
la capacidad de entender las expresiones faciales de otras personas. Esta
secuela se produce por un bloqueo temporal de la retroalimentación
propioceptiva, un proceso que nos ayuda a comprender las emociones de los
demás mediante su reproducción en nuestro propio cuerpo. “La
parálisis, afortunadamente temporal, de los músculos faciales que provoca esta
toxina afecta a nuestra capacidad para captar el significado de las expresiones
faciales de otras personas, nos perdemos información emocional“,
explica Jenny Baumeister, una de las investigadoras de SISSA.
Y es que, por ejemplo, cuando observamos una sonrisa nuestra
cara también tiende a sonreír (a menudo de una manera imperceptible y
automática) para tratar de dar sentido a esa expresión que estamos captando.
Sin embargo, si nuestros músculos faciales están paralizados por el bótox,
entonces el proceso de comprensión de la expresión de la emoción de otra
persona puede llegar a ser más difícil.
"(...) cuando la sonrisa es amplia y abierta, los sujetos eran todavía
capaces de reconocerla, incluso con el tratamiento”, explica Francesco
Foroni, el coordinador del experimento. “Para los estímulos muy intensos,
aunque hubo una tendencia a tener peores resultados, la diferencia no fue
significativa. Pero para las emociones ‘dudosas’,con estímulos más difíciles de
identificar, el efecto de la parálisis era muy fuerte.”
El hallazgo confirma la hipótesis de que,
en cierta medida, los procesos emocionales experimentados ‘en nuestra propia
piel’ nos ayudan a entender los sentimientos de los demás. También sugiere
que la influencia negativa del bótox puede
manifestarse precisamente en aquellas situaciones en las que esta ayuda podría
resultar más útil. Por
ejemplo, pensad en una conversación normal entre dos personas, donde la
comprensión mutua es vital para asegurar la interacción social adecuada: el
fracaso de captar los matices emocionales o cambios repentinos en el
estado de ánimo de la otra persona puede provocar la diferencia entre el
éxito de la comunicación y la interrupción directa de la relación entre ambas."
Artículo completo:
Alicia
Martos (@aliciamartosCNV) es psicóloga y directora del Master en Comportamiento
No Verbal de la Fundación Behavior & Law y analista de Comunicación no
verbal.
Imagen máscara: Aliexpress.com
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