Reconozco que lo que me atrajo de
este volumen fue la sugerente reseña de
la contraportada.
Presentar a tres mujeres
japonesas, que escriben haikus y senryûs, como “la proscrita [Suzuki Masajo],
la fugitiva [Kamegaya Chie] y la mujer-raíz [Nishiguchi Sachiko]”, me atrapó.
El poemario, sorprendentemente, no
cuenta con una introducción; pero el
breve texto de la contraportada invitaba a no dejarlo pasar, y a adentrarse en
una cultura ajena, simbólica y
milenaria, en tantas facetas en las que Occidente entra como elefante en una
cacharrería.
Una mujer sola.
Se despierta y mira
la caja de las luciérnagas.
Suzuki Masajo nació en Kamogawa; su primer marido la
abandonó tras contraer fuertes deudas. Obligada a casarse con el marido viudo
de su hermana, decidió iniciar una nueva vida en Tokio cuando ya contaba 50
años. Durante años llevó un famoso local llamado “Unami”.
Los grillos…
Aunque tengo los ojos abiertos
sólo hay oscuridad, oscuridad…
Bajo la guía de diversos maestros, esta haijin o escritora de haikus cultivó el
estilo tradicional en sus poemas; pero también partiendo de la propia fuente
“de todas sus actividades artísticas”: el amor.
Sopla el viento
de otoño, mi amor
va dentro.
Falleció en 2003.
"I have
been in love at all the times."
https://livinghaikuanthology.com/index-of-poets/livinglegacies/2641-masajo-suzuki.html
Kamegaya Chie provenía de una familia samurai. Profesora en Tokio, se trasladó
junto con su marido a Canadá, donde impartieron clases, continuando en este
país tras sufrir diversas vicisitudes durante la Segunda Guerra Mundial.
En el espejo,
al cambiarme de ropa,
se podía ver la nieve.
Su haiku se encuentra “fuertemente contagiado de la
modernidad poética occidental.” Murió en 1994.
¡Qué lástima!
Recoge semillas, pero…
¿vivirá en primavera?
http://japanesecanadianartists.com/artist/chie-kamegaya/
"Ciruelos blancos en primavera." Ōgata Kōrin. Siglo XVIII.
Nishiguchi Sachiko aún vive. “Ha
pasado toda su vida en una aldea de 40 casas (…) cultivando su huerto,
cultivando su haiku seco y difícil, Japón en estado puro.”
Silencio en la montaña.
Sólo el ruido que yo hago
recogiendo helechos.
“…ausencia total de pretensión, “una de tantas malas
hierbas del haiku en Japón”, según sus propias palabras.”
Traza el milano
un círculo. En su centro
recojo boniatos.
“70 haikus y senryûs de mujer.”
Suzuki Masajo, Kamegaya
Chie y Nishiguchi Sachiko.
Traducción de Vicente Haya y Urie Fujisawa.
Edición
bilingüe. Hiperión, 2011.